III.

Del Ministerio

LA CARTA DE AMONESTACION DEL OBISPO

Una carta como la que sigue debe ser circulada a las congregaciones para ser leí,la por lo menos 30 días antes de la fecha provista para una ordenación.

.............................................. , por permisión divina, Obispo Anglicano en …................................ a nuestros amados hermanos en Cristo de la Iglesia de …........................................ Paz y bendición:
Próximamente nos proponemos ordenar a nuestro bien amado en Cristo, don ..........................................................., en cuya fidelidad, moral, conocimiento, sana doctrina y diligencia confiamos, al Orden de DIACONO / PRESBITERO en la Iglesia de Dios. Por lo tanto, si alguien sepa de algún impedimento del candidato, por el cual no sería conveniente ordenarlo o este ministerio, que, se nos comunique a nosotros personalmente los antecedentes pertinentes, para que se efectúe la investigación correspondiente.

Dado bajo nuestra mano en ............................... el …............. de ….............. en el año de Nuestro Señor, mil novecientos …......................................... y el ............................................... año de nuestra consagración.

Firmado por el obispo.

Después de la lectura de la Carta de Amonestación una declaración como la que sigue debe ser firmada por las personas indicadas y enviada al obispo dentro de ocho días.

CERTIFICADO DE LECTURA PUBLICA
DE LA CARTA DE AMONESTACION

Nosotros quienes firmamos esta declaración, certificamos que la carta de Amonestación del Obispo que se refiere a la ordenación de don ................................................. , fue leída en el culto principal de nuestra Iglesia de ............................................................. el domingo ............ de .................................... de 19............

Firmado por el pastor de la Iglesia
y un miembro del Concilio de lo Iglesia.
 

DECLARACION Y JURAMENTO

Antes de realizar cualquier culto de ordenación o consagración el candidato debe hacer las siguientes declaraciones en la presencia del obispo y testigos.

1. Declaración de Asentimiento

Yo, .........................................................., hago la siguiente solemne declaración: Estoy de acuerdo con los Treinta y Nueve Artículos de Religión, y con el Libro de Oración Común, y las Fórmulas de Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos.

Yo creo que la doctrina de la Iglesia Anglicana exhibida en ellos es conforme a la Palabra de Dios; y en la oración pública y la administración de los sacramentos haré uso de las fórmulas ordenadas en dicho libro y ninguna otra, a menos que sea decretada por la autoridad legítima.

II. Juramento de Obediencia Canónica

Yo, .... , declaro bajo juramento por Dios todopoderoso que prestaré obediencia verídica y canónica al Obispo / Arzobispo .................. .......................... y sus sucesores en las cosas legítimas y rectas: así me ayude Dios.

CERTIFICADO DEL OBISPO
Para Diáconos y Presbíteros

N ............. por permisión divina, Obispo Anglicano en ….................. a nuestro bien amado en Cristo ..........................

Paz y Bendición:

Por estas presentes damos y otorgamos a ti, en cuya fidelidad, moral, conocimiento, sana doctrina y diligencio confiamos, nuestra Licencia y autoridad de ocupar el ministerio de ................................. en nuestra jurisdicción.

Y por este medio debidamente y canónicamente te admitimos a dicho oficio, habiendo tú, en nuestra presencia hecho la Declaración provisto para tal caso y tomado la promesa de obediencia canónica a nosotros y nuestros sucesores en las cosas legítimas y rectas, y así te encomendamos a Dios Todopoderoso, cuya bendición y favor repose sobre ti y tu ministerio.

En testimonio de lo cual hemos dispuesto que nuestro sello episcopal sea pegado a este el …................ de …............ en el año de Nuestro Señor mil novecientos y el ............... año de nuestra Consagración.
 

LA PREPARACION DE OBISPOS, PRESBITEROS Y DlACONOS

l. Consideraciones Generales

El concepto de «ministerio» en el Nuevo Testamento no se puede limitar a un grupo determinado de hermanos, sino es un característico de todo el Cuerpo de Cristo, en el cual cada uno tiene su don para la edificación de todos (1 Corintios 12).

Por lo tanto, al hablar de un ministerio ordenado, no se contempla un ministerio superior, sino funciones especializadas dentro del cuerpo de Cristo. La preparación de ministros ordenados no debe considerarse en forma aislada, sino como una parte, y sólo una parte, de la capacitación de todo el pueblo de Dios para su ministerio en la Iglesia y en el mundo. Cualquier ministro, sea ordenado o no, debe expresarse como «siervo», siguiendo a El que «no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Mr. 10:45). El mismo concepto se ve en Isaías (esp. cap. 53), en San Pablo. (Rom. 1:1; Coro 9:19; 2 Cor. 4:5; Fil. 1:1, etc.), en Santiago 1:1 y en Judas (vers. 1).

El ministerio debe considerarse también no en términos individualistas, sino en el concepto de un ministerio compartido, en equipos. Por lo tanto, cada candidato para el ministerio ordenado (obispo, presbíteros o diácono) debe orientarse hacia un ministerio compartido que ejercerá si es posible con otros.

El obispo tiene derecho de ordenar a personas idóneas y de vetar la ordenación de personas que él no estime idóneas para el ministerio ordenado. Otras consideraciones generales se ven en los 39 Artículos (esp. Arts. 23 y 36).

Al leer cuidadosamente las Sagradas Escrituras y los padres de la Iglesia de los primeros siglos se comprueba que desde el tiempo de los Apóstoles existieron las siguientes órdenes del Ministerio: obispos, presbíteros y diáconos. Siendo oficios que siempre han sido reconocidos nadie osó ejercerlos sin ser llamado y examinado y sin tener los requisitos necesarios para tal ministerio. Para el desempeño de su labor los diáconos y presbíteros deberán ser ordenados mediante la imposición de manos en el culto respectivo y con la presidencia del obispo.
 

2. Selección de candidatos para el diaconado

Las siguientes autoridades tienen que aprobar la candidatura de una persona para el diaconado:
a) El Obispo diocesano (o regional, si hay).
b) La Conferencia (o Concilio) Regional.
c) El Concilio de la Iglesia donde asiste el candidato.

Cualquiera de estas tres autoridades puede iniciar el proceso.

El obispo si lo estima conveniente puede variar los requisitos en el caso de presentarse un hermano de edad avanzada, pero es de esperar que esto sería un paso transitorio. Esto se aplica a los requisitos y no solamente al proceso de selección.

Corresponde al obispo determinar si una persona debe considerarse como diácono vitalicio o si debe ser considerado posteriormente para ordenación como presbítero.

Se puede designar a un miembro como «candidato provisorio» hasta que haya cumplido con ciertos requisitos que faltan. Mientras tanto, gozará de cierto reconocimiento; el obispo podría permitirlo, por ejemplo, predicar en cualquier Iglesia. Ayudará también a los responsables para la preparación del candidato.

Los candidatos para el diaconado deben reunir los requisitos que se detallan en los próximos incisos.
 

Requisitos para candidatos al diaconado

a) Requisitos académicos
— Tener en lo posible una licencia secundaria o equivalente. Es muy deseable que algunos candidatos tengan títulos universitarios.
— Los candidatos deben estudiar por lo menos las siguientes materias teológicas: Bíblia, doctrina cristiana (con énfasis especial en los 39 Artículos), culto (con énfasis especial en el Libro de Oración Común y los cultos en uso actualmente), ética cristiana, historia de la Iglesia y teología pastoral.
— Estudios de los reglamentos de la Iglesia y de la disciplina anglicana. El obispo debe explicar, o personalmente, o mediante un presbítero nombrado por él, el concepto de obediencia canónica.
— Los que ingresen a la Iglesia Anglicana de otras iglesias deben ser instruidos especialmente en el culto y disciplina de la Iglesia Anglicana.
— Se reserva el derecho de examinar a los candidatos para el ministerio, especialmente en cuanto a su doctrina, y sobre todo su entendimiento de los 39 Artículos.

b) Requisitos morales
Estas se ven claramente en la Biblia, y especialmente en I Tim. 3:8-13; 4:6-16.
 

c) Requisitos espirituales
— El candidato debe tener un llamado interior del Señor que su propia Iglesia reconoce como genuino.
— Debe tener una vida devocional estable y equilibrada, que demuestre un crecimiento espiritual.
— Debe poder relacionarse cariñosamente con sus hermanos y los que no son cristianos. Esto es sumamente importante frente al hecho de que el ministerio sería más y más compartido, y frente a un mundo que busca siempre escándalos entre las filas de los líderes de las Iglesias.
— Debe tomarse en cuenta la experiencia pastoral en la Iglesia que tenga el hermano y pedir del pastor un informe acerca del candidato y si ha realizado una labor práctica y eficáz bajo la tutela del mismo.
— Se reserva el derecho de examinar al candidato en estos puntos, o por comisión, o por delegado del Obispo.

d) Requisitos legales
— El candidato debe presentar ,antes de su ordenación:

Certificado u otra evidencia de la fecha y Jugar de nacimiento.
Certificado u otra evidencia de su bautismo y confirmación.
Certificado de estudios otorgado por el director de Educación Teológica, en que consta la idoneidad del candidato.

— No se instituye a ninguna persona como diacono hasta que haya cumplido veintitrés años.
— Por lo menos 30 días antes de la fecha de la ordenación debe leerse en cada iglesia de la región o zona la carta de amonestación del obispo para dar oportunidad a los hermanos objetar la programada ordenación.
— El mismo día de la ordenación, el candidato debe hacer la Declaración de Asentimiento a los 39 Artículos y tomar el Juramento de Obediencia Canónica ante el Obispo y dos testigos más. Esto debe realizarse antes de que empiece el culto de ordenación.
 

3. Selección de candidatos para el presbiterado
El mismo procedimiento se empleará para la selección de candidatos para el presbiterado.

Se puede designar a ciertas personas como candidatos «provisorios», hasta que hayan cumplidos ciertos requisitos. Esto daría la oportunidad al candidato y a los encargados de más tiempo para efectuar su preparación.

Es la costumbre que el candidato no sea presentado para ordenación como presbítero hasta que haya cumplido por lo menos un año como diácono, salvo en casos excepcionales.

No hay necesidad de vincular la ordenación como presbítero con el nombramiento del afectado como pastor. Es de esperar que dentro de varios años habrá iglesias donde hay más de un presbítero.
 

Requisitos para candidatos al presbiterado

a) Académicos Una profundización de los estudios en las materias señaladas en la pág. 84, y en otras. Un entendimiento profundo del culto de la Santa Cena en todo sus aspectos, incluyendo el técnico y litúrgico.

b) Morales Véanse I Tim. 3:1-7, y otros pasajes bíblicos.

c) Espirituales Una profundización del llamado y otros rasgos señalados en pág. 85 c). Ayuda en sermones, experiencia pastoral en la Iglesia, etc., mediantes clases, seminarios, etc.

d) Legales Tener 24 años cumplidos.
Presentar Certificado de Ordenación como Diácono.
Presentar Certificado de estudios.
Lectura de la «Carta del Obispo».
Declaración de Asentimiento a los 39 Artículos.
Juramento de Obediencia Canónica.
 

Preparación posterior
Cada presbítero que sea nombrado como pastor debe participar en un cursillo para prepararse para el nuevo ministerio.

Debe fomentarse entre los presbíteros jóvenes el anhelo por la profundización de su ministerio en todos sus aspectos.
Deben aprovechar seminarios, reuniones de presbíteros/pastores, etc. que se les ofrecen.

4. Consagración de Obispos
Un presbítero que tiene el cargo pastoral de otros ministros y recibe tal llamado de la iglesia puede ser consagrado obispo siempre que tenga por lo menos 30 años cumplidos.

Obispos futuros podrían también aprovechar de seminarios, estudios, etc., especialmente en el campo de liderazgo y relaciones personales, de administración y estudios en los reglamentos y disciplina de la Iglesia.

La consagración es efectuada por un arzobispo o su representante autorizado junto con, por lo menos, dos otros obispos.