The Book of Common Prayer
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    Libro de Oración Común
The Book of Common Prayer in Spanish (1928)

 

Orden para

La Administración de la Cena del Señor

o

Santa Comunión

Al tiempo de to Comunión la Santa Mesa estará cubierta con un mantel blanco y limpio, y et Presbítero, puesto de pie reverentemente ante la Santa Mesa, dirá el Padre Nuesiro y Ia Colecta que sigue, estando el Pueblo de rodillas; pero el Padre Nuestro puede omitirse a discreción del Presbítero.
 

 
PADRE nuestro, que estás en los cielos, Santificado sea tu Nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, Así en la tierra, como en los cielos. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy. Y perdónanos nuestras deudas, Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación, Mas libranos de mal. Amen.
 
Lord's Prayer

Colecta.

DIOS Omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos conocidos, y ningún secreto encubierto; Purifica Los pensamientos de nuestros corazones con la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos, y dignamente celebremos tu Santo Nombre; por Cristo nuestro Señor. Amen.

Entonces el Presbítero, volviéndose al Pueblo dirá distintamente Los Diez Mandamientos y continuando el Pueblo de rodillas, pedirá perdón a Dios, al fin de cada Mandamiento, por haberlos quebrantado en el pasado, y gracia para guardarlos en lo sucesivo.

Y NÓTESE que al decir Los Diez Mandamientos el Presbítero puede omitir la parte del Mandamiento impresa entre paréntesis.

El Decálogo puede omitirse menos un domingo cada mes. Pero NÓTESE, que cuando se omita, el Presbítero debe decir el Sumario de la Ley, comenzando: Oid lo que dice Jesucristo nuestro Señor.
 

Collect for Purity

El Decálogo.

DIOS habló estas palabras, diciendo:
    Yo soy el SEÑOR tu Dios; No tendrás dioses ajenos delante de mí.
    Señor, ten misericordia de nosotros, e inclina nuestros corazones a guardar esta ley.

    No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra; No te postrarás delante de ellas, ni les darás culto;

(porque yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios celoso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me aborrecen; y que hago misericordia en millares a los que me aman y guardan mis mandamientos.)

    Señor, ten misericordia de nosotros, e inclina nuestros corazones a guardar esta ley.

    No tomarás el Nombre del SEÑOR tu Dios en vano;

(porque el SEÑOR no tendrá por inocente al que tomare su Nombre en vano.)

    Señor, ten misericordia de nosotros, e inclina nuestros corazones a guardar esta ley.

    Acuérdate del día de descanso para santificarlo.

(Seis días trabajarás y harás toda tu obra; mas el séptimo es el día de descanso del SEÑOR tu Dios. En él no harás obra ninguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo el SEÑOR los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que en ellos hay, yen el día séptimo reposó: por tanto el SEÑOR bendijo el día séptimo y lo santificó.)

    Señor, ten misericordia de nosotros, e inclina nuestros corazones a guardar esta ley.

    Honra a tu padre y a tu madre;

(para que tus días se alarguen sobre la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.)

    Señor, ten misericordia de nosotros, e inclina nuestros corazones a guardar esta ley.

    No matarás.
    Señor, ten misericordia de nosotros, e inclina nuestros corazones a guardar esta ley.

    No cometerás adulterio.
Señor, ten misericordia de nosotros, e inclina nuestros corazones a guardar esta ley.

     No hurtarás.
     Señor, ten misericordia de nosotros, e inclina nuestros corazones a guardar esta ley.

    No dirás contra tu prójimo falso testimonio.
    Señor, ten misericordia de nosotros, e inclina nuestros corazones a guardar esta ley.

    No codiciarás

(la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su criado, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.)

    Señor, ten misericordia de nosotros, y graba todos estos tus Mandamientos en nuestros corazones, te suplicamos.
  
The Decalogue (Ten Commandments)

Entonces el Presbítero puede decir,

    Oíd también lo que dice Jesucristo nuestro Señor.

AMARAS al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. Este es el primero y el grande mandamiento. Y el segundo es semejante a éste; Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.

Aquí, si el Decálogo ha sido omitido, se dirá,

Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros.

Entonces el Presbítero puede decir,

OH Señor omnipotente y Dios eterno, suplicámoste te dignes dirigir, santificar y gobernar nuestros corazones y cuerpos en los caminos de tus leyes, y en las obras de tus mandamientos; para que, por tu poderosísima protección, ahora y siempre, seamos preservados en cuerpo y alma; mediante Jesucristo nuestro Señor y Salvador. Amén.

Entonces se dirá,

Resp. El Señor sea con vosotros.
Y con tu espíritu.
Presbítero. Oremos.

Entonces el Presbítero dirá la Colecta del Día, y después de la Colecta, el Ministro designado leerá la Epístola, diciendo: La Epístola está escrita en el Capítulo — de —, comenzando en el versículo —. Y acabada la Epístola, dirá, Aquí termina la Epístola.

Aquí podrá cantarse un Himno o una Antífona.

Entonces, estando el pueblo de pie, el Presbítero designado leerá el Evangelio, diciendo antes, El Santo Evangelio está escrito en el Capítulo — de —, comenzando en el Versículo —.

Aquí se dirá,

Gloria a ti, oh Señor.

Y después del Evangelio puede decirse,

Loor a ti, oh Cristo.

Entonces se dirá el Credo, llamado comúnmente Niceno, o bien el Credo de los Apóstoles; pero puede omitirse si se ha dicho inmediatamente antes en la Oración Matutina. El Credo de Nicea no debe omitirse el Día de la Natividad, la Domínica de Pascua, el Día de la Ascensión, el Día de Pentecostés, y la Domínica de la Trinidad.
 

 

Summary of the Law

CREO en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, Y de todas las cosas visibles e invisibles: en un solo Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios; Engendrado del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, Verdadero Dios de Verdadero Dios; Engendrado, no hecho; Consubstancial al Padre; Por quien todas las cosas fueron hechas: Quien por los hombres y por nuestra salvación descendió del cielo, Y fué encarnado por el Espíritu Santo de la Virgen María, Y fué hecho hombre: Y también por nosotros fué crucificado bajo Poncio Pilato; Padeció, y fué sepultado: Resucitó al tercer día según las Escrituras: Ascendió a los cielos, Y está sentado a la diestra del Padre: Y vendrá otra vez, con gloria juzgar a los vivos y a los muertos; Cuyo reino no tendrá fin.
    Y creo en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, Procedente del Padre y del Hijo; Quien con el Padre y el Hijo juntamente es adorado y glorificado; Quien habló por los Profetas: Y creo en la Iglesia Una, Católica y Apostólica: Y reconozco un Bautismo para remisión de pecados: Y espero la Resurrección de los muertos: Y la Vida en los Siglos venideros. Amén.

¶ Entonces se anunciará al Pueblo los Días de Fiesta o de Ayuno que deben observarse en la semana siguiente. Asimismo (si la ocasión lo requiere) se dará noticia de la Santa Comunión, de las Amonestaciones de Matrimonio y de otras cosas que deban anunciarse.

Aqui, o inmediatamente después del Credo, puede decirse la Exhortación a la Oración o cualquiera otra de las Oraciones o Intercesiones autorizadas.

Entonces seguirá el Sermón, y después, el Presbítero, cuando haya Comunión volverá a la Santa Mesa, y comenzará el Ofertorio, diciendo una o más de las Sentencias siguientes, como juzgue más conveniente.
 

Nicene Creed

ACORDAOS de las palabras del Señor Jesús, quien dijo; Más bienaventurada cosa es dar, que recibir. Hechos xx. 35.
    Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. S. Mateo v. 16.
    No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; mas haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. S. Mateo vi. 19, 20.
    No todo el que me dice, Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos; mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos. S. Mateo vii. 21.
    El que siembre con escasez, con escasez también segará; y el que siembre en bendiciones, en bendiciones también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza, o por necesidad; porque Dios ama al dador alegre. II Cor. ix. 6, 7.
    Entre tanto que tenemos tiempo, hagamos bien a todos; y mayormente a los que son de la familia de la fe. Gal. vi. 10.
    Dios no es injusto para olvidar vuestra obra, y el tra bajo de amor que habéis mostrado a su nombre, habiendo asistido y asistiendo aún a los santos. Heb. vi. 10.
    De hacer bien, y de la distribución no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios. Heb. xiii. 16.
    El que tuviere bienes de este mundo, y viere a su her mano tener necesidad, y le negare su compasión, ¿ cómo está el amor de Dios en él? 1. S. Juan iii. 17.
    Sé caritativo según tus posibles. Si tuvieres mucho, da con abundancia; si poco, procura dar de buena gana, aún de lo poco que tuvieres; pues con eso te atesoras una gran recompensa para el día del apuro. Tob. iv. 8, 9.
    Y, respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos, mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis. S. Mateo xxv. 40.
    ¿ Cómo pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿ Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿ Y cómo oirán, sin haber quien les predique? ¿ Y cómo predicarán, si no fueren enviados? Rom. x. 14, 15.
    Y les decía Jesús, la mies a la verdad es mucha, mas los obreros son pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. S. Luc. x. 2.
    Y no comparecerás vacío delante del SEÑOR; cada uno con el don de su mano, conforme a la bendición del SEÑOR tu Dios que te hubiere dado. Deut. xvi. 16, 17.
    Tuya, oh SEÑOR, es la magnificencia, y el poder, y la gloria, la victoria, y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo es el reino, oh SEÑOR, y la altura sobre todos los que están por cabeza. I Cron. xxix. 11.
    Todo es tuyo, oh SEÑOR, y de lo tuyo te damos. I Cron. xix. 14.

¶ NÓTESE, que estos Versículos pueden usarse en cualquiera otra ocasión durante los Oficios Divinos cuando se reciben las ofrendas del Pueblo.

Los Diáconos, Guardianes de la Iglesia u otras personas competentes que sean nombradas, recogerán las Limosnas para los Pobres, y demás Ofrendas del Pueblo, en una Bandeja decente que proveerá la Parroquia para este fin; y las llevará con reverencia al Presbítero, quien las ofrecerá humilde mente, y las pondrá sobre la Santa Mesa.

Entonces el Presbítero ofrecerá, y pondrá sobre la Santa Mesa, el Pan y el Vino.

Al momento de recibir y presentar las Limosnas y Oblaciones, puede cantarse un Himno o Antífona ya sea de las Santas Escrituras o del Libro de Ora ción Común, bajo la dirección del Presbítero.

Aquí el Presbítero puede solicitar las intercesiones secretas de la Congregación en favor de aquellos que desean las oraciones de la Iglesia.

Entonces el Presbítero dirá,
 
Offertory sentences

    Oremos por toda la Iglesia de Cristo.

OMNIPOTENTE y eterno Dios, que por tu santo Apóstol nos has enseñado a hacer oraciones y súplicas, y darte gracias por todo el género humano; Pedí oste con toda humildad, que te dignes aceptar nuestras [limosnas y] oblaciones, y recibir estas nuestras oraciones, que ofrecemos a tu Divina Majestad; suplicándote que continuamente inspires a la Iglesia Universal con el espíritu de verdad, unión y concordia: Y que concedas a todos los que confiesan tu Santo Nombre, que convengan en la verdad de tu santa Palabra, y vivan unánimes y en caridad piadosa.
    Asimismo, te suplicamos, que de tal modo dirijas y dispongas los corazones de todas las Autoridades Cristianas, que puedan hacer justicia con toda imparcialidad y equi dad, para castigo de los vicios y maldades, y exaltación de tu verdadera religión y de la virtud.
    Da gracia, oh Padre Celestial, a todos los Obispos y otros Ministros, para que puedan, tanto con su vida como con su doctrina, presentar al mundo tu Palabra de verdad y de vida, y administrar recta y debidamente tus santos Sacramentos.
>    Y a todo tu pueblo da tu gracia celestial; especialmente a esta congregación aquí presente; a fin de que, con humildad de corazón y debida reverencia, puedan oír y recibir tu santa Palabra; sirviéndote fielmente en santidad y justicia todos los días de su vida.
    Y te suplicamos muy humildemente, que por tu bondad, oh Señor, te dignes consolar y socorrer a todos aquellos que en esta vida transitoria se hallan angustiados, tristes, necesitados, enfermos o en otra cualquiera adversidad.
    Y asimismo bendecimos tu Santo Nombre por todos tus siervos que han partido de esta vida en tu fe y temor; suplicándote les concedas un crecimiento continuo en tu amor y servicio, y nos des tu gracia para seguir de tal modo sus buenos ejemplos, que con ellos seamos partícipes de tu reino celestial. Concédenos esto, oh Padre, por amor de Jesucristo, nuestro solo Mediador y Abogado. Amén.
 

Prayer for the Church

Entonces el Presbítero dirá a todos los que vienen a recibir la Santa Comunión,

VOSOTROS, los que os arrepentís sinceramente de vuestros pecados, y estáis en caridad y amor con vuestros prójimos, y hacéis propósito de vivir una vida nueva, siguiendo los mandamientos de Dios, y andando de aquí en adelante en sus santos caminos; Acercáos acá con fe, y tomad este santo Sacramento para vuestro consuelo; y haced vuestra humilde confesión a Dios Omnipotente, devotamente arrodillados.

 

Invitation

Entonces se hará esta Confesión General por el Presbítero, y por todos los que desean recibir la Santa Comunión, humildemente arrodillados.

OMNIPOTENTE Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Hacedor de todas las cosas, Juez de todos los hombres; Nosotros reconocemos y lamentamos los muchos pecados y maldades, Que en varias ocasiones hemos cometido gravemente, Por pensamiento, palabra y obra, Contra tu Divina Majestad, Provocando muy justa mente tu ira e indignación contra nosotros Sinceramente nos arrepentimos, Y de todo corazón nos dolemos de todas estas nuestras culpas; Su memoria nos aflige; Su peso es intolerable Ten misericordia de nosotros, Ten misericordia de nosotros, Padre misericordiosísimo; Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo, Perdónanos todo lo pasado; concede que podamos en adelante, Servirte y agradarte una vida nueva, Para honra y gloria de tu Nombre; Mediante Jesucristo nuestro Señor. Amén.
 

 

Confession

Entonces el Presbitero (o el Obispo si esta presente) poniendose de pie y volviéndose al Pueblo dira

DIOS Omnipotente, nuestro Padre celestial, que por su gran misericordia ha prometido el perdón de los pecados de todos los que con sincero arrepentimiento y verdadera fe se convierten a El; Tenga misericordia de vosotros; os perdone y os libre de todos vuestros pecados; os confirme y fortalezca en toda virtud; y os conduzca a la vida eterna; mediante Jesucristo nuestro Señor. Amén.
 

 

Absolution

Entonces dirá el Presbítero,

    Oíd qué palabras tan consoladoras dice Cristo nuestro Salvador, a todos los que verdaderamente se convierten a El.

VENID a mí, todos los que estáis trabajados y agobiados, que yo os haré descansar. S. Mateo xi. 28.
    Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dió a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. S. Juan iii. i6.

    Oíd también lo que dice San Pablo:
    Palabra fiel y digna de ser recibida de todos, Que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. 1 Tim. i. 15.

    Oíd también lo que dice San Juan:
    Si alguno hubiere pecado, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo; y El es la propiciación por nuestros pecados. 1 San Juan ii. i, 2.

Después de lo cual, el Presbítero proseguirá, diciendo,

Resp. Elevad vuestros corazones.
Los elevamos al Señor.
Presbítero.
Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Resp. Dárselas es digno y justo.

Entonces el Presbítero, volviéndose hacia la Santa Mesa, dirá,

ES verdaderamente digno, justo y de nuestro deber, que en todos tiempos y en todos lugares, te demos gracias, oh Señor, Santo Padre, Omnipotente, Eterno Dios.

Aquí se dirá el Prefacio Propio según el tiempo, si hubiere alguno seña lado; si no, inmediatamente el Presbítero dirá o cantará,

POR tanto, con Angeles y Arcángeles, y con toda la compañía del cielo, alabamos y magnificamos tu glo rioso Nombre; ensalzándote siempre y diciendo:

Presbitero y Pueblo.

SANTO, SANTO, SANTO, Señor Dios de los Ejercitos, Llenos estan los cielos y la tierra de tu gloria: Gloria a ti, Oh Señor Altísimo. Amén.

 

 

Comfortable Words

PREFACIOS PROPIOS

NAVIDAD.

En el Día de Navidad, y siete días después.

PORQUE nos diste a tu Hijo único, Jesucristo, para que naciese por nosotros en un tiempo como éste; Quien, por obra del Espíritu Santo, fué hecho verdadero hombre, de la substancia de su bendita madre, la Virgen María; y esto sin mancha de pecado, para que nos limpiase de todo pecado.
    Por tanto, con Angeles, etc.
 

PROPER PREFACES:

Christmas

EPIFANÍA.

En la Epifanía, y siete días después.

POR Jesucristo nuestro Señor; Quien, en la substancia de nuestra carne mortal, manifestó su gloria; para poder traernos de las tinieblas a su luz gloriosa.
    Por tanto, con Angeles, etc.
 

Epiphany

PURIFICACIÓN, ANUNCIACIÓN Y TRANSFIGURACIÓN.

En las Fiestas de la Purificación, la Anunciación y la Transfiguración.

PORQUE en el Misterio del Verbo hecho carne, creaste nueva luz para iluminar nuestros corazones, y damos el conocimiento de tu gloria en la faz de tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
    Por tanto, con Angeles, etc.
 

Feasts of the Purification, Annunciation & Transfiguration

PASCUA DE RESURRECCIÓN.

En el día de Pascua de Resurrección, y siete días después.

MAS principalmente estamos obligados a bendecirte por la gloriosa Resurrección de tu Hijo Jesucristo nuestro Señor: porque El es el verdadero Cordero Pascual, que se ofreció por nosotros, y ha quitado los pecados del mundo; El que por su muerte ha destruído la muerte, y por su Resurrección nos ha restaurado a la vida eterna.
    Por tanto, con Angeles, etc.
 

Easter

ASCENSIÓN.

En el día de la Ascensión, y siete días después.

POR tu amadísimo Hijo Jesucristo nuestro Señor; Quien, después de su gloriosísima Resurrección, apareció claramente a todos sus Apóstoles, y en su presencia ascendió a los cielos, a preparar un lugar para nosotros; para que podamos también ascender a donde El está, y reinar con El en gloria.
    Por tanto, con Angeles, etc.
 

Ascension

PENTECOSTÉS.

En la Domínica de Pentecostés, y los seis días siguientes.

POR Jesucristo nuestro Señor; conforme a cuya fiel promesa, el Espíritu Santo descendió del cielo, en un tiempo como éste, reposando sobre los Discípulos, para enseñarles, y guiarles a toda verdad; dándoles valor para que con ferviente celo predicasen constantemente el Evangelio a todas las naciones; por cuyo medio hemos sido sacados de tinieblas y error a la luz clara y al conocimiento verdadero de ti, y de tu Hijo Jesucristo.
    Por tanto, con Angeles, etc.
 

Whitsuntide

DOMÍNICA DE LA TRINIDAD.

En la Fiesta de la Trinidad solamente.

QUE, con tu Unigénito Hijo, y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, un solo Señor, en Trinidad de Personas y en Unidad de Substancia. Porque lo que creemos de tu gloria, oh Padre, lo mismo creemos del Hijo, y del Espíritu Santo, sin ninguna diferencia de desigualdad.
    Por tanto, con Angeles, etc.

O éste.

POR la preciosa muerte y los méritos de tu Hijo Jesucristo nuestro Señor, y por la venida a nosotros del Espíritu Santo, el Consolador; que son uno contigo en tu Deidad Eterna.
    Por tanto, con Angeles, etc.
 

Trinity Sunday

TODOS LOS SANTOS.

En el día de Todos los Santos, y siete días después.

QUE, en la multitud de tus santos, nos has rodeado con una nube tan grande de testigos para que, regocijándonos en su comunión, podamos correr con paciencia la carrera que nos es propuesta, y, junto con ellos, recibir la inmarcesible corona de gloria.
    Por tanto, con Angeles y Arcángeles, y con toda la compañía del cielo, alabamos y magnificamos tu glorioso Nombre; ensalzándote siempre y diciendo,

Presbitero y Pueblo.

    SANTO, SANTO, SANTO, Señor Dios de los Ejercitos, Llenos estan los cielos y la tierra de tu gloria: Gloria a ti, Oh Señor Altísimo. Amén

 

All Saints

Cuando el Presbítero, de pie ante la Santa Mesa haya puesto en orden el Pan y el Vino, de tal manera que pueda con más facilidad y decencia partir el Pan ante el pueblo, y tomar el Cáliz en sus manos, dirá la Oración de Consagración, como sigue.

GLORIA a Ti, Dios Omnipotente, nuestro Padre celestial, porque Tú, en tu inmensa misericordia, entregaste a tu único Hijo Jesucristo para sufrir muerte en la Cruz por nuestra redención; quien hizo allí (por la oblación de sí mismo una vez ofrecida) un completo, perfecto y suficiente sacrificio, oblación y satisfacción, por los pecados de todo el mundo; e instituyó, y en su santo Evangelio nos mandó continuar, una perpetua memoria de aquella su preciosa muerte y sacrificio, hasta su segunda venida: Porque en la misma noche en que fué entregado, (a) tomó Pan; y habiendo dado gracias, (b) lo partió, y lo dió a sus discípulos, diciendo, Tomad, comed, (c) ésto es mi Cuerpo, que por vosotros es dado; Haced ésto en memoria de mí. Asimismo, después de la cena, (d) tomó el Cáliz; y habiendo dado gracias, lo dió a ellos, diciendo, Bebed vosotros todos de éste; porque (e) ésto es mi Sangre del Nuevo Testamento, que es derramada por vosotros, y por muchos, para remisión de pecados; Haced ésto, cuantas veces lo bebiéreis; en memoria de mí.
 

 

Prayer of Consecration

La Oblación.
POR tanto, oh Señor y Padre celestial, Según la institución de tu amado Hijo, nuestro Salvador Jesucristo, nosotros, tus humildes siervos, celebramos y hacemos aquí ante tu Divina Majestad, con estos tus santos dones, que ahora te ofrecemos, el memorial que tu Hijo nos ha mandado hacer; recordand su bendita pasión y preciosa muerte, su poderosa resurrección y gloriosa ascensión; tributándote las más cordiales gracias por los innumerables beneficios procurados para nosotros por las mismas.
 
The Oblation

La Invocación.
Y SUPLICAMOSTE humildemente, oh Padre misericordioso, nos escuches; y, por tu poderosa bondad, te dignes bendecir y santificar, con tu Verbo y Espíritu Santo, estos tus dones y criaturas de pan y vino; para que recibiéndolos, conforme a la santa institución de tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo, en memoria de su pasión y muerte, seamos partícipes de su muy bendito Cuerpo y Sangre.
 

The Invocation
Y DESEAMOS ardientemente que tu bondad paternal acepte benignamente éste nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias; suplicándote muy humildemente nos concedas que, por los méritos y la muerte de tu Hijo Jesucristo, y mediante nuestra fe en su Sangre, nosotros, y toda tu Iglesia, obtengamos la remisión de nuestros pecados, y todos los demás beneficios de su pasión. Y aquí, Señor, nos presentamos y hacemos ofrenda de nosotros mismos, nuestras almas y nuestros cuerpos, como un sacrificio razonable, santo y vivo, para ti; rogándote humildemente, que nosotros, y todos los que participemos de esta Santa Comunión, recibamos dignamente el preciosísimo Cuerpo y Sangre de tu Hijo Jesucristo, y seamos llenos de tu gracia y bendición celestial, y hechos un cuerpo con El, para que El habite en nosotros, y nosotros en El. Y aunque, por nuestros muchos pecados, somos indignos de ofrecerte sacrificio alguno; sin embargo te suplicamos aceptes éste nuestro deber y servicio obligatorio; no pesando nuestros méritos, sino perdonando nuestras ofensas, mediante Jesucristo nuestro Señor; por Quien, y con Quien, en la unidad del Espíritu Santo, sea todo honor y gloria a ti, oh Padre omnipotente, por los siglos de los siglos. Amén.
 
 

Y ahora, conforme nuestro Salvador Cristo nos ha enseñado, nos atrevemos a decir:

PADRE nuestro, que estás en los cielos, Santificado sea tu Nombre. Venga tu Reino. Hágase tu voluntad, Así en la tierra como en los cielos. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy. Y perdónanos nuestras deudas, Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación, Mas líbranos de mal. Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por siempre jamás. Amén.
 

Lord's Prayer

Entonces el Presbítero, arrodillándose delante de la Mesa del Señor, dirá en nombre de todos los que han de recibir les Comunión, la Oración siguiente.

NOSOTROS no nos atrevemos a venir a ésta tu Mesa, oh Señor misericordioso, confiados en nuestra rectitud, sino en tus muchas y grandes misericordias. No somos dignos ni aún de recoger las migajas debajo de tu Mesa. Mas Tú eres el mismo Señor, siempre misericordioso por naturaleza: concédenos, por tanto, Señor, por tu clemencia, que de tal modo comamos la Carne de tu amado Hijo Jesucristo, y bebamos su Sangre, que nuestros cuerpos pecadores sean limpios por su Cuerpo, y nuestras almas lavadas por su preciosísima Sangre; y que siempre vivamos en El, y El en nosotros. Amén.

Aquí podrá cantarse un himno.

Entonces el Presbítero recibirá primero, la Santa Comunión en ambas especies, y luego procederá a darla de igual modo a los Obispos, Presbíteros y Diáconos (si hubiere algunos presentes), y enseguida al Pueblo también en orden, poniéndola en sus manos, devotamente arrodillados. Se dará oportunidad suficiente a todos los presentes para comulgar. Y cuando dé el Pan, dirá,
 

 

Prayer of Humble Access

EL Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, que fué dado por ti, preserve tu cuerpo y alma para la vida eterna. Toma y come esto en memoria de que Cristo murió por ti, y aliméntate de El en tu corazón por fe, con acción de gracias.

Y el Ministro al dar el Cáliz dirá,

A Sangre de nuestro Señor Jesucristo, que fué derramada por ti, preserve tu cuerpo y alma para la vida eterna. Bebe esto en memoria de que la Sangre de Cristo fué derramada por ti, y sé agradecido.

Si el Pan o el Vino consagrados se acaban antes de que todos hayan comulgado, el Presbítero consagrará más, según la forma prescrita anteriormente comenzando en el Gloria a Ti, Dios Omnipotente, y acabando con las palabras, partícipes de su muy bendito Cuerpo y Sangre.

Cuando todos hayan comulgado, el Presbítero volverá a la Mesa del Señor, y pondrá reverentemente sobre ella lo que hubiere quedado de los Elementos consagrados, cubriéndolos con un lienzo limpio.

Entonces el Presbítero dirá,
 

Words of Administration

Oremos.

OMNIPOTENTE y eterno Dios, te damos cordiales gracias, porque te dignas nutrir a los que hemos recibido debidamente estos santos misterios, con el ali mento espiritual del preciosísimo Cuerpo y Sangre de tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo; y nos aseguras por ello tu favor y bondad para con nosotros; y que somos verdaderos miembros incorporados al Cuerpo místico de tu Hijo, que es la bendita compañía de todo el pueblo fiel; siendo también, por medio de la esperanza, herederos de tu reino eterno, por los méritos de su preciosísima muerte y pasión. Y te suplicamos, muy humildemente, oh Padre Celestial, que de tal modo nos asistas con tu gracia, que continuemos en tan santa compañía, y hagamos todas las buenas obras que Tú has preparado para que andemos en ellas; mediante Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
 

 

Post-Communion Thanksgiving

Estando todos de pie, entonces se dirá el Gloria in excelsis, o cualquier Himno apropiado.

GLORIA a Dios en las alturas, y en la tierra paz, a los hombres buena voluntad. Te alabamos, Te bendecimos, Te adoramos, Te glorificamos, Te damos gracias, por tu grande gloria, Oh Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre Omnipotente.
    Oh Señor, Hijo Unigénito, Jesucristo; Oh Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros. Tú, que quitas los pecados del mundo, acepta nuestra oración. Tú, que estás sentado a la diestra de Dios Padre, ten misericordia de nosotros.
    Porque Tú sólo eres santo; Tú sólo eres el Señor; Tú sólo eres Altísimo, oh Cristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.

Entonces, el Pueblo arrodillado, el Presbítero (o el Obispo, si estuviere presente) lo despedirá con esta Bendición.

LA Paz de Dios, que excede a todo entendimiento, guarde vuestros corazones y mentes en el conocimiento y amor de Dios, y de su Hijo Jesucristo nuestro Señor: Y la Bendición de Dios Omnipotente, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, sea con vosotros, y more con vosotros eternamente. Amén.
 

 

Gloria in excelsis

RUBRICAS GENERALES.

En ausencia del Presbítero, un Diácono puede decir lo que está prescrito, en este oficio, hasta el fin del Evangelio.

En domingo y otros días festivos (aunque no haya sermón, o Comunión), puede decirse lo que está prescrito en la Santa Comunión hasta el fin del Evangelio, terminando con la Bendición.

Si sobrare Pan y Vino consagrados, después de la Comunión, no serán llevados fuera de la Iglesia; sino que el Presbítero, con otros comulgantes, deberá inmediatamente después de la Bendición, reverentemente consumirlos.

Si entre los que vienen a participar de la Santa Comunión, el Presbítero sabe de alguno que abierta y notoriamente sea de mal vivir, o que haya ocasionado algún daño a su prójimo, por palabras u obra, de manera que la Congregación se halle ofendida; deberá advertirle que no presuma acercarse a la Mesa del Señor, hasta que haya declarado abiertamente su arrepentimiento sincero, y enmendado su mala vida pasada, para que así quede satisfecha la Congregación; y que haya recompensado a los que hubiere agraviado; o cuando menos, declare tener el firme propósito de hacerlo, tan pronto como pueda.

Lo mismo observará el Presbítero con aquellos, entre los que sabe que existen odio y malicia; no permitiéndoles participar de la Mesa del Señor, hasta saber que se han reconciliado. Mas si una de las partes en desacuerdo está dispuesta a perdonar, de todo corazón, lo que la otra haya hecho en su contra, o a desagraviarla en lo que la hubiere ofendido; y la otra parte no está dispuesta a tener una piadosa reconciliación, sino que persiste en su desavenencia y malicia; el Presbítero, en ese caso, debe admitir a la Santa Comunión a la persona arrepentida y no al que permanece obstinado. Se advierte a todo Presbítero que cuando rechace a alguien, según queda especificado, está obligado a informar del caso a su Ordinario, dentro de los catorce días siguientes.
 

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EXHORTACIONES.

Cuando el Presbítero celebre la Santa Comunión, puede decir la Exhorta ción que sigue. NÓTESE, que esta Exhortación deberá decirse en la Primera Domínica de Adviento, la Primera Domínica de Cuaresma y la Domínica de la Trinidad.

MUY amados en el Señor; vosotros, los que tenéis in tención de venir a la Santa Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo nuestro Salvador, debéis considerar la exhortación que San Pablo hace a toda persona a que diligentemente trate de examinarse a si mismo, antes de atreverse a comer de ese Pan, y beber de ese Cáliz. Pues así como es grande el beneficio, si con un corazón penitente y una fe viva recibimos este Santo Sacramento; también es grande el peligro, silo recibimos indignamente. Juzgaos, pues, a vosotros mismos, Hermanos, para que no tengáis que ser juzgados del Señor; arrepentíos verdadera mente de vuestros pecados; tened una fe viva y firme en Cristo nuestro Salvador; enmendad vuestra vida, y estad en perfecta caridad con todos los hombres; y así seréis dignos partícipes de estos santos misterios. Sobre todo, debéis dar muy humildes y cordiales gracias a Dios, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, por la redención del mundo, por la muerte y pasión de Cristo nuestro Salvador, Dios y Hombre; quien se humilló a sí mismo, hasta la muerte en la Cruz, por nosotros, miserables pecadores, que estábamos en tinieblas y sombra de muerte; para hacernos hijos de Dios, y exaltarnos a la vida eterna. Y a fin de que podamos siempre recordar el amor inmenso de nuestro Maestro, y único Salvador, Jesucristo, que así murió por nosotros, y los innumerables beneficios que ha obtenido para nosotros por el derramamiento de su pre ciosa sangre; El ha instituido y ordenado santos misterios, como prendas de su amor, para continua memoria de su muerte, y para nuestro grande y eterno consuelo. A El, pues, con el Padre y el Espíritu Santo, demos como es nuestro deber continuas gracias; sometiéndonos completa mente a su santa voluntad y beneplácito, y estudiando como servirle en verdadera santidad y justicia todos los días de nuestra vida. Amén.

Cuando el Presbítero anuncie que va a celebrar la Santa Comunión (lo cual hará siempre en domingo, o en algún día de fiesta inmediato anterior), leerá la Exhortación que sigue, o la parte de ella que juzgue conveniente.

MUY amados, el día he determinado, con el favor de Dios, administrar a todos los que devota y religiosamente se hallen.dispuestos, el Sacramento muy consolador del Cuerpo y Sangre de Cristo; para que lo reciban en memoria de su meritoria Cruz y Pasión; por cuyo único medio obtenemos remisión de nuestros pe cados, y somos hechos partícipes del reino de los cielos. Por tanto es nuestro deber dar las gracias más humildes y sinceras a Dios Todopoderoso, nuestro Padre celestial, por habernos dado a su Hijo, nuestro Salvador Jesucristo, no solo para que muriese por nosotros, sino también para ser nuestro alimento y sostén espiritual en este Santo Sacramento. Siendo una cosa tan divina y consoladora para los que dignamente lo reciban, y tan peligrosa para los que se atreven a recibirlo indignamente; es mi obliga ción exhortaros a debido tiempo, a meditar en la dignidad de este santo misterio, y en el gran peligro que hay en recibirlo indignamente; por lo tanto escudriñad y examinad vuestras propias conciencias (no superficialmente, y de la manera que lo hacen los que tratan de engañar a Dios); sino de modo que vengáis santificados y limpios a este celestial banquete, con el vestido nupcial que, conforme a la santa Escritura, Dios requiere para que seáis recibidos como partícipes dignos de la Santa Mesa.
    El modo de lograr esto es: Primero, examinar vuestra vida y conducta, tomando como norma los mandamientos de Dios; confesar delante de Dios Todopoderoso todas las faltas que hallareis haber cometido por pensamiento, palabra y obra, llorando por vuestra iniquidad y proponiéndoos firmemente enmendar vuestra vida. Mas si notareis que habéis pecado no solo contra Dios, sino también contra vuestros prójimos, debéis asimismo reconciliaros con ellos, estando dispuestos a hacer todo lo posible por restituir y dar satisfacción por los daños y agravios que les hayáis causado, y prontos a perdonar a los que os hayan ofendido, así como deseáis vosotros ser perdonados por Dios; porque de otro modo, al recibir la Santa Comunión indignamente solo aumentará vuestra condenación. Por lo tanto, si alguno de vosotros fuere blasfemo contra Dios, enemigo o calumniador de la Palabra divina, adúltero, envidioso, tuviere odio contra su prójimo, o hubiere cometido algún otro grave crimen, arrepiéntase, o de lo contrario no se acerque a la Santa Mesa.
    Y puesto que se requiere para venir a la Santa Comunión, tener entera confianza en la misericordia de Dios, y tranquila la conciencia, si alguno de vosotros no puede sosegar su conciencia y necesita consuelo y consejo, venga a mí, o a algún otro Ministro de la Palabra de Dios, y manifieste su aflicción; para que reciba piadosos consejos y dirección que le sirvan para sosegar su conciencia, y quitarle todo escrúpulo y duda.

En caso que observe que el pueblo es negligente para venir a la Santa Comunión, en lugar de la exhortación anterior puede usar la siguiente.

MUY amados, el día he determinado, con el favor de Dios, celebrar la Cena del Señor: a la que en el Nombre de Dios, invito a todos cuantos estáis presentes; y os ruego por el amor del Señor Jesucristo que no rehuséis acercaros a ella, puesto que sois tan amo rosamente llamados y convidados por el mismo Dios. Vosotros sabéis cuan duro y penoso sería para un hombre que, habiendo preparado un espléndido banquete y aderezado su mesa con todo género de manjares, no faltando nada sino que los convidados lleguen, con la mayor in gratitud y sin motivo alguno estos se rehusaren a venir no obstante haber sido llamados. ¿Quién de vosotros en igual caso no se indignaría? ¿Quién no hubiera creído que se le hacía una grave injuria y grande daño? Por tanto, carísimos en Cristo, no provoquéis a Dios rehusando venir a esta Santa Cena. Fácilmente se dice, no puedo recibir la Cena del Señor, porque me lo impiden los negocios mundanos. Empero tales excusas no son tan fácilmente admitidas ni aprobadas por Dios. Si alguno dijere, soy un miserable pecador y, por tanto, temo acercarme ¿ por qué entonces no se arrepiente y enmienda? Cuando Dios os llama, ¿ no os avergonzáis de responderle, no vamos? Cuando debierais convertiros a Dios ¿ os excusáis diciendo que todavía no estáis preparados? Vosotros mismos considerad seriamente de cuan poco valor son ante Dios excusas tan fútiles. Los que rehusaron el convite del Evangelio, porque habían comprado una granja, o querían probar una yunta de bueyes, o habían contraído matri monio, no fueron disculpados, sino considerados indignos del banquete celestial. Por lo cual en virtud de mi ministerio, os invito en el Nombre de Dios, os requiero de parte de Jesucristo, y os exhorto a que participéis de esta Santa Comunión si queréis salvar vuestras almas. Así como el Hijo de Dios tuvo a bien dar su vida muriendo en la cruz por salvaros, así también vosotros tenéis el deber de recibir la Comunión en memoria de su sacrificio y muerte, como El mismo os lo ha mandado. Considerad qué enorme ingratitud mostráis para con Dios, y cuán tremendo castigo os amenaza, si despreciáis este mandato; si voluntariamente os apartáis de la Mesa del Señor, y os separáis de vuestros hermanos que vienen a alimentarse en este banquete con ese manjar celestial. Meditad seriamente en todas estas cosas para que la gracia de Dios mueva vuestra voluntad hacia este fin. Para que así sea, no cesaremos de presentar nuestras humildes oraciones a Dios Omnipotente, nuestro Padre celestial.

Exhortations

 

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