IERE logo The Book of Common Prayer
United States England Scotland Ireland Wales Canada World

    Liturgia
de la Iglesia Española Reformada Episcopal (1954)

 

Oficio para la Confirmación

Toda persona deberá presentarse para la Confirmación (si razones graves no lo impiden) antes de llegarse por vez primera a participar de la Cena del Señor.

El Ministro de cada Congregación cuidará de instruir a los jóvenes de su Iglesia, en el Decálogo, Oración Dominical y Símbolo Apostólico, y en las otras verdades fundamentales del Evangelio, a fin de que, entrados en la edad de discreción y con conocimiento de lo que hacen, puedan ser preparados para la Confirmación y para su admisión en el número de los fieles comulgantes.

El día que el Obispo señale para el Rito de la Confirmación, el Ministro, habiéndolo anunciado previamente en la Iglesia, presentará los jóvenes por él instruidos y examinados.



 

Confirmation

Todos en pie, el Obispo (u otro Ministro señalado por él) empiece diciendo:

    EN el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea luz y paz.
    R. Amén.
    V. Hermanos muy amados: Dios nuestro Padre celestial, en su amor a los hombres, nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, las cuales son todas Sí y Amén en Cristo Jesús. Estas promesas son para los fieles y para sus hijos, y por esta razón fuisteis vosotros en vuestra infancia presentados al Señor, y recibisteis el santo Bautismo, como símbolo y sello y Sacramento de la adopción en la familia de Dios, de la remisión de pecados, de la regeneración espiritual y de todos los demás dones que fluyen de la alianza de gracia. Habéis entrado ya en los años de discreción, estáis instruídos en las verdades fundamentales del Cristianismo, y ya que podéis hacer uso de vuestra razón, es vuestro deber y vuestro privilegio ratificar de parte vuestra el pacto hecho entre Dios y vosotros, renovando y confirmando la profesión que en vuestro nombre hicieron en el Bautismo vuestros Padrinos, y suplicando al Señor que os asegure de sus promesas y os confirme en vuestra fe y en los buenos propósitos de vuestro corazón. Así podréis entrar en el pleno goce de los privilegios de los fieles, con grandísimo provecho para vuestras almas, mediante la gracia y dirección del Espíritu Santo.

Después de esta exhortación, cántese o léase la siguiente Antífona:

    EL Consolador, el cual yo os enviaré del Padre,
    El dará testimonio de mí.
    Y vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio.
    Gloria y honor al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
 

Opening statement & Antiphon

Después de la Antífona, puestos los confirmandos en pie y en orden delante del Obispo, el Ministro los presentará diciendo:

    REVERENDO en Cristo Padre: Os presento, estas personas para que, haciendo una pública confesión de su fe cristiana, sean por vos confirmadas y admitidas a la santa Comunión.
    Obispo: Descienda sobre ellos el Espíritu Santo, y guárdelos de todo pecado la virtud del Altísimo.
Después de esto puede el Obispo hacer una Plática, silo cree oportuno.

Terminada la Plática, el Obispo diga:

    VOSOTROS aquí delante de Dios y en presencia de la Iglesia, ¿renováis espontáneamente la solemne profesión que fué hecha en nombre vuestro cuando recibisteis el Bautismo, confirmándola en vuestras personas y prometiendo con la gracia de Dios, creer y cumplir todo lo que vuestros Padrinos reconocieron que estabais obligados a hacer?
    Responda cada uno: Así lo deseo.
    Obispo: Haga uno de vosotros la ratificación, en alta voz.

Uno de los confirmandos:

    NOSOTROS renovamos y confirmamos la profesión de nuestro Bautismo. Nosotros renunciamos al diablo y todas sus obras, a la yana pompa y gloria del mundo con todas sus concupiscencias, y a los deseos pecaminosos de la carne. Nosotros prometemos vivir y morir en la fe de Jesucristo y guardar los mandamientos de Dios todos los días de nuestra vida, con el auxilio de la divina gracia.
    Obispo: ¿Es esta la promesa de cada uno de vosotros delante de Dios y de la Iglesia?
    Responda cada uno: Sí.
    Obispo: Dios todopoderoso que os ha dado voluntad para hacer esta promesa, os conceda gracia y virtud para cumplirla, mediante Jesucristo nuestro Señor.
    R. Amén.
    Obispo: Ahora queridos hermanos, en consideración a vuestra promesa y en la esperanza de que la cumpliréis religiosamente os admitimos a la plena comunión de la Iglesia cristiana, y públicamente os reconocemos con título para acercaros, mediante la fe, a participar de la Cena del Señor, y rogamos a todos los cristianos que están presentes os ayuden a desempeñar vuestros deberes religiosos y oren al Señor por vosotros.
    Y puesto que habéis hecho pública profesión de vuestra fe cristiana, os invitamos, para que descienda sobre vosotros la bendición especial que vamos a implorar de Dios, a que en compañía de todos los presentes confeséis vuestros pecados al Todopoderoso, rogándole con humildad conceda el perdón, que nunca niega a los que con arrepentimiento y fe lo piden en el nombre de Jesús.

Y todos de rodillas digan:

    ¡DIOS omnipotente y Padre misericordioso, que tienes compasión de todos los hombres y has dado a tu Hijo en propiciación por los pecados de todo el mundo! Por amor de él apiádate de nosotros tus indignos siervos. Oyenos a los que confesamos nuestras transgresiones y nos arrepentimos de nuestros pecados. Perdona nuestras ofensas, borra todas nuestras iniquidades y concédenos tu gracia, para que en adelante podamos andar' en tus caminos y servirte y agradarte en novedad de vida, mediante Jesucristo nuestro Señor. Amén.

El Obispo levantándose, diga:

    DIOS todopoderoso, por su gran misericordia os perdone todos vuestros pecados, confirme y corrobore todos vuestros deseos y propósitos y os dé gracia para realizarlos, mediante nuestro Señor Jesucristo.
    R. Amén.
    V. Nuestro auxilio es en el nombre del Señor.
    R. Que ha hecho los cielos y la tierra.
    V. Bendito sea el nombre del Señor.
    R. Desde ahora y para siempre.
    V. Oye, oh Señor, nuestra oración.
    R. Y llegue a ti nuestro clamor.
    V. ¡Oh Dios omnipotente y eterno, que a los regenerados concedes el perdón de todos sus pecados y la gracia para perseverar en tu amor y obediencia! Corrobora, te rogamos, a estos siervos tuyos por el Espíritu Santo el Consolador, y aumenta diariamente en ellos tus varios dones de gracia: el espíritu de sabiduría y entendimiento, el espíritu de consejo y fortaleza espiritual, el espíritu de conocimiento y piedad verdadera, y llénalos del espíritu de tu temor santo, ahora y siempre.
    R. Amén.
    V. Por tu misericordia, oh Dios nuestro, que eres bendito y vives y gobiernas todas las cosas por los siglos de los siglos.;
    R. Amén.
 

 Presentation of the candidates

Sentada la Congregación, en pie los confirmandos, lea el Diácono lo que sigue:

    ESCUCHAD, hermanos, lo que se nos refiere en los Hechos de los Apóstoles [VIII. 5 a 17]:
    Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaría, les predicaba a Cristo. Y las gentes escuchaban atentamente unánimes las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces, y muchos paralíticos y cojos eran sanados. Así que había gran gozo en aquella ciudad. Y había un hombre llamado Simón, el cual había sido antes mágico en aquella ciudad y engañado la gente de Samaría, diciéndose ser algún grande. Al cual oían todos atentamente, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es la gran virtud de Dios. Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas los había embelesado por mucho tiempo. Mas cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el Evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. El mismo Simón creyó también entonces, y bautizándose, se llegó a Felipe, y viendo los milagros y grandes maravillas que se hacían, estaba atónito. Y los apóstoles que estaban en Jerusalén, habiendo oído que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan, los cuales venidos, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo. (Porque aún no había descendido sobre alguno de ellos, mas solamente eran bautizados en el nombre de Jesús.) Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo.
 

 New Testament reading (Acts 8:5-17)
Luego el Presbítero lea lo que sigue:

    LECCIÓN del santo Evangelio, según Lucas [II. 40 a 52]:
En aquel tiempo, el niño Jesús crecía y fortalecíase y se henchía de sabiduría, y la gracia de Dios era sobre él. E iban sus padres todos los años a Jerusalem en la fiesta de la Pascua. Y cuando fué de doce años subieron ellos a Jerusalem, conforme a la costumbre del día de la fiesta. Y acabados los días, volviendo ellos, se quedó el niño Jesús en Jerusalem sin saberlo José y su madre. Y pensando que estaba en la compañía, anduvieron camino de un día, y le buscaban entre los parientes y entre los conocidos. Mas como no le hallasen, volvieron a Jerusalem buscándole. Y aconteció, que tres días después le hallaron en el templo sentado en medio de los doctores, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oían, se pasmaban de su entendimiento y de sus respuestas. Y cuando le vieron, se maravillaron; y díjole su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con dolor. Entonces él les dice: ¿Qué hay?, ¿por qué me buscáis? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me conviene estar? Mas ellos no entendieron las palabras que les habló. Y descendió con ellos, y vino a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría y en edad y en gracia para con Dios y los hombres.

Terminada la Lección puede cantarse un Himno.
 

 Gospel reading (Luke 2:40-52)

Y después, arrodillados todos los Confirmandos por orden delante del Obispo, éste ponga su mano sobre la cabeza de cada uno, diciendo:

    DEFIENDE, oh Señor, a este hijo (o siervo] tuyo con tu celestial gracia, a fin de que permanezca tuyo para siempre, y hazle crecer cada día más en tu Santo Espíritu hasta que llegue a tu reino eterno. Amén.

Terminada la imposición de manos, el Obispo diga:

    EL Señór sea siempre con vosotros.
    R. Y con tu espíritu.
    V. Oremos a la inmensa e inefable Trinidad, el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo, y con toda suplicación roguemos a nuestro Dios, que dirija nuestra vida en las buenas obras, y después del tránsito por este mundo, nos otorgue el reposo eterno con los justos.
    R. Concédenos esto, Dios eterno y omnipotente.
 

 The Confirmation
 Todos:

    PADRE nuestro, que están en los cielos: Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro dé cada día, dánosle hoy. Y perdónanos nuestras deudas, ‘así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación. Mas líbranos del mal. Amén.

El Obispo:

    LÍBRANOS del mal y confirmanos en tu temor con toda obra buena, oh Trinidad, Dios nuestro, que eres bendito y vives y gobiernas todas las cosas por los siglos de los siglos.
    R. Amén.
    V. ¡Oh Señor Jesucristo! Concede, te rogamos, que tus siervos, vivificados por tu Espíritu, fortalecidos con tu poder, iluminados con tu esplendor, y llenos de tu gracia, puedan caminar diariamente apoyados en tu divino auxilio. Dáles oh Señor, una fe viva, un amor perfecto y una humildad verdadera. Haz que haya en ellos afecto sencillo, paciencia duradera, obediencia perseverante, paz perpetua, mente pura, corazón recto y limpio, voluntad firme, conciencia santa, arrepentimiento sincero, fortaleza espiritual, y vida inmaculada, para que, después de haber peleado una buena batalla, concluído varonilmente su carrera y guardado fielmente su fe, reciban la corona de justicia que tú darás en aquel día a todos los que aman tu venida.
    R. Amén.
    V. Míranos benignamente a todos, ancianos y jóvenes juntamente, y dígnate, oh Señor, dirigir, santificar y gobernar nuestros corazones y nuestros cuerpos en los caminos de tu ley y en las obras de tus mandamientos, para que por tu omnipotente protección, aquí y siempre, seamos preservados en cuerpo y alma, en el nombre y por los méritos de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
    R. Amén.
 

Lord's Prayer
 El Diácono diga:

    HERMANOS, inclináos a la bendición.

El Obispo:

    EL Señor sea siempre con vosotros.
    R. Y con tu espíritu.
    V. Bendíganos Dios omnipotente, uno y trino.
    R. Amén.
    V. El Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo.
    R. Amén.
    V. Y hállenos tales en el día del juicio, cuales nos hace su gracia por el lavacro de la regeneración.
    R. Amén.
    V. Por la misericordia del mismo Dios nuestro, que es bendito y vive y gobierna todas las cosas por los siglos de los siglos.
    R. Amén.

Puede cantarse un Himno.

Y luego el Obispo despida a la Congregación, diciendo:

    EL Dios de paz que sacó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el Gran Pastor de las ovejas, por la sangre del testamento eterno, os haga aptos en toda obra buena, para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo, al cual es gloria por siglos de siglos. Amén.

Cada Ministro conservará una lista de los jóvenes de su iglesia que han sido confirmados.

 Final blessing

 

Vuelva al Liturgia de la Iglesia Española Reformada Episcopal (1954)

Return to the Prayer Book of the Spanish Reformed Episcopal Church (1954)

Web author: Charles Wohlers U. S. EnglandScotlandIrelandWalesCanadaWorld