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    Liturgia
de la Iglesia Española Reformada Episcopal (1954)

 

Oficio de Pasión
 

Este Oficio de Viernes Santo puede servir para cuando no se quiera hacer uso del Oficio anterior por su mucha extensión.


Todos en pie, el Ministro comience diciendo:

    EL Señor está en su santo templo.
    R. Calle delante de Él toda la tierra.

Todos de rodillas, diga el Ministro:

    SANTO, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables, pecadores.
    V. Pueblo mío, ¿qué te he hecho, o en qué te he molestado?
    Responde contra mí.
    Porque yo te hice subir de la tierra de Egipto, y de la casa de siervos te redimí.
    Y tú has crucificado a tu Salvador.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. Yo te guié por el desierto cuarenta años; Con pan del cielo te alimenté;
    Introdújete en una tierra deseable: Y tú has crucificado a tu Salvador.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. ¿Qué más se había de hacer por ti, que yo no haya hecho?
    Yo te planté como mi viña escogida.
    Pero tú has producido uvas silvestres; me has dado a beber vinagre;
    Y has traspasado con una lanza el costado de tu Salvador.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. Por amor de ti azoté a Egipto en sus primogénitos;
De Egipto te saqué, y a Faraón sumergí en el mar;
Más tú me has llevado a que me azoten; Y me has entregado en manos de los príncipes de los sacerdotes.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. Delante de ti dividí las aguas del Mar Rojo; Delante de ti anduve en la columna de nube:
    Mas tú con la lanza has dejado abierto mi costado;
    Y al tribunal de Pilato me has conducido.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. Yo te proveí con maná en el desierto;
    Y de la roca te dí a beber el agua de la salud:
    Mas tú me has herido con varas y azotes;
    Y hiel y vinagre me has dado a beber.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. Por amor tuyo herí a los reyes de Canaán;
    Y a dignidad real y a excelencia de poder te exalté:
    Mas tú has herido mi cabeza con la caña;
    Me has coronado de espinas, y me has levantado sobre la cruz.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    Y. El Señor sea siempre con vosotros.
    R. Y con tu espíritu.
 

Office of the Passion
(a shorter Office for Good Friday)

 

 These services are intended for particular Holy Days. Most appear to be variations on Morning and Evening Prayer.

 

 El Ministro, levantándose:

    ¡OH Cristo, Çordero de Dios, Hijo unigénito del Padre, que por nosotros y por todo el mundo, te ofreciste en propiciación sobre la cruz, muriendo inocente a manos de los inicuos! Acuérdate del valor infinito de tu preciosa sangre, y borra el pecado de todo tu pueblo. Y puesto que te dignaste sufrir vilipendios, bofetadas, ligaduras, azotes, corona de espinas, cruz, clavos, amargura, muerte, lanzada, y, por último, sepultura, concede a los míseros mortales, por quienes tanto padeciste, la bienaventuranza infinita de tu reino celestial; para que cuantos se postren delante de ti, recordando tu pasión y adorándote como el Cordero que fué inmolado, sean levantados a lugares celestiales, donde disfruten del gozo de tu gloriosa resurrección.
    R. Amén.
    Y. Por tu misericordia, oh Dios nuestro, que eres bendito y vives y gobiernas todas las cosas por los siglos de los siglos.
    R. Amén.

Todos en pie, cántese o léase la siguiente ANTÍFONA:

    CUANTOS pasáis por el camino,
    Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido;
    Porque el Señor me ha angustiado en el día de su• enojo.

Luego tiene lugar la PREDICACIÓN.

handDespués del Sermón, todos en pie, cántese o léase la siguiente ANTÍFONA:

    CRISTO Jesús, hallado en la condición como hombre, se humillé a sí mismo,
    Hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
    Y llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia.
 

 

Después, todos de rodillas, diga el Ministro:

    SANTO, santo, santo, señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.
    En el mundo estaba, y el mundo fué hecho por Él, y el mundo no le conoció. A lo que era suyo vino, y los suyos no le recibieron.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. El Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros.
    Y María dió a luz su Hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y acostóle en un pesebre; porque nq había lugar para ellos en el mesón.
    Y el ángel del Señor apareció a José, diciendo, Levántate, y toma al Niño y a su Madre, y huye a Egipto; porque Herodes buscará al Niño para matarle.
Las raposas tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene dónde recostar su cabeza.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. Dios no envió a su Hijo al mundo, para que condene al mundo; sino para que el mundo sea salvo por él.

    Jesús respondió: Mi Padre hasta ahora obra, y yo obro. Entonces, más procuraban matarle, porque a Dios llamaba su Padre, haciéndose igual a Dios.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. El Hijo del hombre vino, comiendo y bebiendo; y exclamaban: He aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores.
    Y los escribas decían que tenía a Beel-zebub, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.
    Y Jos fariseos enviaron espías que se simulasen justos, para sorprenderle en palabras, para poderle entregar a la potestad del presidente.
    Y muchos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿para qué le oís?
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. El sumo sacerdote profetizó, diciendo: Conviene que un hombre muera por el pueblo. Así que, desde aquel día, consultaron juntos de matarle.
    El sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: Ha blasfemado. Y ellos todos le condenaron ser culpado de muerte.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. Y comenzó a entristecerse y angustiarse en gran manera, y decía: Mi alma está muy triste, hasta la muerte.
    Y se postró sobre su rostro en tierra, orando y diciendo: Padre mío, todas las cosas te son posibles; si quieres, pasa de mí este cáliz: empero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
    Y estando en agonía, oraba más intensamente y fué su sudor como gotas de sangre que descendían hasta la tierra.
    Y dijo: He aquí, ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores: levantáos, vamos; he aquí, ha llegado el que me entrega. Y todos los discípulos, dejándole, huyeron.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. Y habiendo atado a Jesús, le llevaron y. le entregaron a Poncio Pilato, presidente.
    Pilato dijo: Me habéis presentado a éste por hombre que desvía al pueblo; y he aquí, preguntándole yo delante de vosotros, no he hallado en él culpa alguna, no, ni aun Herodes; y he aquí, ninguna cosa digna de muerte ha hecho.
    Y ellos gritaron: ¡Crucifícale, crucifícale!
    Pilato, entonces, tomando agua, se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo. Y respondiendo todo el pueblo dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
    V. Y después que le hubieron escarnecido, le llevaron para crucificarle.
    Y le crucificaron;
    Y con Él a dos malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
    Y los que pasaban, le decían injurias.
    De igual manera, también los príncipes de los sacerdotes escarneciendo, con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: A otros salvó, a sí mismo no puede salvar.
    Y Jesús decía: Padre, perdónalos; porque no saben lo que hacen.
    Y exclamó con grande voz, diciendo: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
    Y habiendo otra vez clamado con grande voz, dijo:
    Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
    Y habiendo inclinado la cabeza, dió el espíritu.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores. -
    V. A éste, entregado por determinado consejo y providencia de Dios, vosotros prendísteis y matásteis con manos inicuas, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible ser detenido de ella.
    He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobré él.
    Yo soy el Alpha y la Omega, el Principio y el Fin, dice el Señor, que es, y que era, y que ha de venir, el Todopoderoso.
    R. Santo, santo, santo, Señor Dios, omnipotente Dios, eterno Dios: ten misericordia de nosotros, miserables pecadores.
 

 

 Todos:

    PADRE nuestro, que estás en los cielos: Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy. Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación. Mas líbranos del mal. Amén.

Ténganse algunos minutos de oración en silencio.

Luego el Ministro, levantándose, prosiga:

    ¡OH Dios, Hijo de Dios, que padeciste por nosotros, el justo por los injustos! Sálvanos por la ignominia de tu pasión, y vístenos con el ropaje de tu justicia, para que, por los sufrimientos no merecidos de tu muerte, seamos libres del castigo que han merecido nuestros pecados.
    R. Amén.
    V. Oye el triste gemido de tu Iglesia, oh Señor, que por ella sufriste muerte en la cruz; haz que nunca sea puesta en ignominia la que sólo confía en lo que por ella padeciste; sostenla en todas las adversidades, y corónala al fin con la gloria eterna.
    R. Amén.
    V. Por tu misericordia, oh Dios nuestro, que eres bendito y vives y gobiernas todas las cosas por los siglos de los siglos.
    R. Amén.

Y todos en pie, cántese o léase la siguiente ANTÍFONA:

    No hay más Dios que yo: Dios justo y Salvador;
    Ningún otro fuera de mí.
    Mirad a mí, y sed salvos todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios, y no hay más.

Terminado el canto, el Diácono diga:

    HERMANOS, inclináos a la bendición.

Y todos de rodillas, el Ministro, en pie, diga:

    EL Señor sea siempre con vosotros.
    R. Y con tu espíritu.
    V. Socórranos la gracia de Cristo Jesús, que por nosotros sufrió angustias y muerte.
    R. Amén.
    V. Rasgue la cédula de nuestros delitos, quien por su muerte libertó al mundo.
    R. Amén.
    V. E introdúzcanos en el santuario eterno, quien por una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
    R. Amén.
    V. Por la misericordia del mismo Dios nuestro, que es bendito y vive y gobierna todas las cosas por los siglos de los siglos.
    R. Amén.

Puede cantarse un HIMNO.

Luego diga el Ministro:

    EN el nombre de Jesucristo nuestro Señor, terminemos con paz.
    R. Gracias sean dadas a Dios. Amén.


 

 Oficio para la Pascua
o Resurreccíón de Jesucristo


Sígase el orden de los Oficios Matutino y Vespertino, con las variaciones siguientes:

Omítase la lectura de los Mandamientos por la mañana, y el Resumen de los Mandamientos por la tarde.

La EXHORTACIÓN que precede a la Confesión de Pecados, la misma del Oficio de Natividad.

¶ LAUDA propia:

    ESTE día lo hizo el Señor. Aleluya.
    Alegrémonos y regocijémonos en él. Aleluya. Aleluya.
    Voz de júbilo y de salvación en las tiendas de los justos: la diestra del Señor hace proezas.
    Gloria y honor...

Después del Salmo 95 (o del Salmo 23, si es por la tarde) léase uno o los dos Salmos 111, 113.

La primera Lección para la mañana es Exodo, XII. 1 a 28. La segunda Lección para la mañana, y la Lección para la tarde son: Juan, XX. 11 a 18, y Apocalipsis, V; a elección del Ministro.

En vez del CÁNTICO después de la última Lección, cántese o léase lo siguiente:

    CRISTO, nuestra Pascua, * fué sacrificado por nosotros.
    2. Así que hagamos fiesta, no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia y de maldad; * sino en ázimos de sinceridad y de verdad.
    3. Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, ya no muere: * la muerte no se enseñoreará más de él.
    4. Porque el haber muerto, al pecado murió una vez; * mas el vivir, a Dios vive.
    5. Así también vosotros pensad, que de cierto estáis muertos al pecado; * mas vivos a Dios en Cristo Jesús Señor nuestro.
    8. Cristo ha resucitado de los muertos: * primicias de los que durmieron es hecho.
    7. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, * también por un hombre la resurrección de los muertos.
    8. Porque así como en Adam todos mueren, * así también en Cristo serán todos vivificados..
    9. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? * ¿dónde, oh sepulcro, tu victoria?
    10. Sorbida es la muerte con victoria: * mas a Dios gracias, que nos da la victoria por el Señor nuestro Jesucristo.
    11. Gloria y honor al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, * por los siglos de los siglos. Amén.

¶ SUPLICACIÓN propia:

    OREMOS al Redentor del mundo, nuestro Señor Jesucristo, y con toda suplicación le roguemos que se digne propicio justificarnos por la gloria de su resurrección.
    R. Concédenos esto, Dios eterno y omnipotente.
 

Office for Easter
¶ BENDICIÓN propia:

    CRISTO, el Hijo de Dios, que en el cuerpo de nuestra mortalidad llevó el oprobio de la cruz, nos libre de toda amargura y de todo daño.
    R. Amén.
    V. Y el que en la verdadera carne de nuestra naturaleza resucitó de los muertos, santificándonos en verdad nos levante de toda caída.
    R. Amén.
    V. Para que, mediante la fe con que creemos que murió y resucitó, nos prepare morada en las mansiones eternas.
    R. Amén.
    V. Por la misericordia, etc.
    R. Amén.

¶ ANTÍFONA propia:

    Yo soy el primero y el último, y el que vivo y he sido muerto;
    Y he aquí que vivo por siglos de siglos. Si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
    Gloria y honor...

handDespués del Sermón, dígase la ORACIÓN siguiente:

    DEMOS gracias al Señor.
    ¡Oh nuestro Dios y Padre! Cuán admirable es tu benevolencia y cuán grande el amor que has manifestado hacia los hombres, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino sólo por tu infinita misericordia.
    Te damos gracias, oh Dios, porque Jesucristo nuestro Señor murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación; y porque fué declarado Hijo de Dios con potencia, por la resurrección de los muertos.
    Te bendecimos, porque Jesús, aunque fué muerto, sin embargo vive, y vive para siempre, y tiene las llaves del infierno y de la muerte; y ni muere ya más ni la muerte tiene dominio sobre él.
    Te alabamos, porque no dejaste que tu Santo viese corrupción, mas soltaste los dolores de la muerte; y así mostraste a la casa de Israel, que al mismo Jesús a quien crucificaron, tú le has hecho Señor y Cristo.
    Te glorificamos, porque Cristo para este fin murió, y resucitó, y vuelve a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven; y para que, o que velemos o que durmamos, vivamos juntamente con él.
    Ahora, Señor, dígnate aceptar estas alabanzas y acciones de gracias, como espiritual sacrificio que te ofrecemos por medio de Jesús; y perdónanos to
dos los defectos que en este servicio hayamos cometido por causa de nuestras muchas fragilidades.
    ¡Oh Señor, Roca nuestra y Redentor nuestro! Que las palabras de nuestra boca y las meditaciones de nuestro corazón sean gratas delante de ti: concédenos lo que te pedimos, y llénanos de esperanza, gozo y paz, por amor de Jesucristo, nuestro bendito Salvador, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. — R. Amén.

El lunes y martes, después de Pascua, se usará el mismo Oficio que precede, con las Lecciones propias del Leccionario.


 

Oficio para la Ascensión
de Nuestro Señor Jesucristo


Sígase el orden de los Oficios Matutino o Vespertino, con las variaciones siguientes:

Omítase la lectura de los Mandamientos por la mañana, y del Resumen de los Mandamientos por la tarde.

La EXHORTACIÓN, que precede a la Confesión de pecados, la misma del Oficio de Natividad.

¶ LAUDA propia:

    LEVANTAD, puertas, vuestras cabezas; y levantáos, puertas eternas. Aleluya.
    Y entrará el Rey de la gloria. Aleluya. Aleluya. ¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor de los ejércitos, Él es el Rey de la gloria.
    Gloria y honor al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Después del Salino 95 (o del Salmo 23, si es por la tarde) léase uno o tos dos Salmos, 24, 110.

La primera Lección para la mañana es Daniel, VII. 9 a 14. La segunda Lección para la mañana, y la Lección para la tarde, son: Lucas, XXIV. 44 a 53, y Hebreos, IV. 14 a v. 10; a elección del Ministro.

¶ SUPLICACIÓN propia:

    OREMOS al Redentor del mundo, nuestro Señor Jesucristo, y con toda suplicación le roguemos, que se digne propicio justificarnos por la gloria de su ascensión a los cielos.
    R. Concédenos esto, Dios eterno y omnipotente.

¶ BENDICIÓN propia:

    AUXÍLIENOS Cristo el Señor, que recibido en gloria está sentado a la diestra del Padre.
    R. Amén.
    V. Y no, permita que sórdidas pasiones envilezcan nuestro cuerpo, quien ha llevado el suyo glorificado a los cielos.
    R. Amén.
    V. Para que, los que hemos visto la gloria del que ascendió, no seamos condenados por su sentencia cuando descienda a juzgar.
    R. Amén.
    V. Por la misericordia, etc. — R. Amén.

¶ ANTÍFONA propia:

    EN el nombre de Jesús se doble toda rodilla, De ]os que están en los cielos, y de los que en la tierra, y de los que debajo de la tierra.
    Y toda lengua confiese, que Jesucristo es el Señor, a la gloria de Dios Padre.
    Gloria y honor...
 

Office for the Ascension

handDespués del Sermón, dígase la ORACIÓN que sigue:

    DEMOS gracias al Señor.
    ¡Oh nuestro Dios y Padre! Cuán admirable es tu benevolencia y cuán grande el amor que has manifestado hacia los hombres, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino sólo por tu infinita misericordia.
    Te damos gracias, porque Jesucristo nuestro Señor subió a su Padre y a nuestro Padre, a su Dios y a nuestro Dios; y habiendo llevado cautiva la cautividad, dió dones a los hombres, para la obra del ministerio, para la perfección de los santos.
    Te bendecimos, porque como precursor entró en el cielo por nosotros, para prepararnos morada, a fin de que donde Él está podamos también nosotros estar con Él; y se halla sentado a la diestra del trono de tu majestad, estando a Él sujetos los ángeles, y las potestades y virtudes.
    Te loamos, porque tenemos un Gran Sacerdote tomado de entre los hombres, y constituido a favor de los hombres en lo que a Dios toca, para que ofrezca presentes y sacrificios por los pecados; que puede compadecerse de los ignorantes y extraviados, y que es el autor de eterna salud para todos los que le obedecen.
    Te alabamos, porque le ensalzaste a lo sumo, y le diste un nombre que es sobre todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla, y toda lengua confiese que Él es el Señor, a la gloria de Dios Padre: y porque toda potestad es dada, en los cielos y en la tierra, al que es Rey de reyes y Señor de señores, y reinará para siempre, hasta que ponga sus enemigos por estrado de sus pies.
    Te glorificamos, porque el mismo Jesús que subió a los cielos, se manifestará con sus ángeles, para ser glorificado en sus santos; y congregará de los cuatro vientos a los elegidos, y entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. Haz, oh Dios, que según tu promesa, esperemos cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia; y concédenos que viviendo en esperanza de estas cosas, procuremos con diligencia ser hallados de Él sin mácula y sin reprensión, en paz. Y luego, ven, Señor Jesús, ven pronto.
    Ahora, Señor, dígnate aceptar estas alabanzas y acciones de gracias, como espiritual sacrificio que te ofrecemos por medio de Jesús; y perdónanos todos los defectos que en este servicio hayamos cometido por causa de nuestras muchas fragilidades.
    ¡Oh Señor, Roca nuestra y Redentor nuestro! Que las palabras de nuestra boca y las meditaciones de nuestro corazón sean gratas delante de ti: concédenos lo que te pedimos, y llénanos de esperanza, gozo y paz, por amor de Jesucristo, nuestro bendito Salvador, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. — R. Amén.

La Lauda, Suplicación, Bendición y Antífona, servirán hasta Pentecostés.


 

 

Oficio para el Domingo
de Pentecostes


Sígase el orden de los Oficios Matutino y Vespertino, con las variaciones siguientes:

Omítase la lectura de los Mandamientos por la mañana, y del Resumen de los Mandamientos por la tarde.

La EXHORTACIÓN que precede a la Confesión de pecados, la misma del Oficio de Natividad.

¶ LAUDA propia:

    FUERON todos llenos de Espíritu Santo. Aleluya.
    Y comenzaron a hablar en varias lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen. Aleluya. Aleluya.
    Bienaventurada la gente cuyo Dios es Jehováh;
el pueblo a quien escogió por heredad para sí.
    Gloria y honor...

Después del Salmo 95 (o del Salmo 23, si es por la tarde) léase uno o los dos Salmos 48, 145.

Las Lecciones para la mañana son Deuteronomio, XVI. 9 a 12, y Romanos, VIII. 1 a 17. La Lección para la tarde es Joel, II. 23 a 32.

Después de la última Lección, cántese o léase el Cántico número 19.

¶ SUPLICACIÓN propia:

    OREMOS a Dios Padre omnipotente e imploremos su misericordia, para que se digne propicio justificarnos por la gracia de su Cristo nuestro Señor, y por la virtud del Espíritu Santo.
    R. Concédenos esto, Dios eterno y omnipotente.

¶ BENDICIÓN propia:

    EL Espíritu de Dios nos conduzca por las sendas de justicia y nos libre de todo lazo de pecado.
    R. Amén.
    V. Sea el Guía en todos nuestros caminos, quien descendió manifiestamente sobre los Discípulos.
    R. Amén.
    V. Para que llenos de Él, podamos surcar ilesos el mar de este siglo, y recibamos el consuelo de la salvación eterna.
    R. Amén.
    V. Por la misericordia, etc. — R. Amén.

¶ ANTÍFONA propia:

    EL Consolador, el cual yo os enviaré del Padre,
    El dará testimonio de mí.
    Y vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio.
    Gloria y honor...
 

Office for Pentecost

handDespués del Sermón, dígase la ORACIÓN que sigue:

    DEMOS gracias al Señor.
   
¡Oh nuestro Dios y Padre! Cuán admirable es tu benevolencia y cuán grande el amor que has mostrado hacia los hombres, no por obras de justicia que nosotros hubiésemos hecho, sino sólo por tu infinita misericordia.
    Te damos gracias, oh Señor, porque al subir Jesucristo a los cielos, nos envió otro Consolador, que morase con nosotros para siempre: el Espíritu de Verdad, el cual toma de las cosas de Jesús y nos las hace saber.
    Te bendecimos, porque Jesús, levantado por la diestra de Dios y recibiendo del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo derramó sobre sus discípulos como ríos de agua viva.
    Te loamos por las señales, y milagros, y repartimientos del Espíritu Santo, con los cuales confirmaste la Palabra proclamada por tus siervos.
    Te alabamos por tu promesa de que, como los padres terrenales, aun siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, así Tú, oh Padre celestial, darás el Espíritu Santo a cuantos lo pidan de ti.
    Te glorificamos porque, por la virtud del Espíritu Santo, el mensaje de salud es dado a conocer a todas las naciones para obediencia de la fe; y has suscitado a muchos, para dar testimonio ante las potestades de la tierra, con fortaleza y sabiduría irresistibles, y aun en los últimos tiempos reformas y purificas tu Iglesia de los errores y tradiciones que invalidan tu mandamiento.
    Ahora, Señor, dígnate aceptar estas alabanzas y acciones de gracias, como espiritual sacrificio que te ofrecemos por medio de Jesús; y perdónanos todos los defectos que en este servicio hayamos cometido por causa de nuestras muchas fragilidades.
    ¡Oh Señor, Roca nuestra y Redentor nuestro! Que las palabras de nuestra boca y las meditaciones de nuestro corazón sean gratas delante de ti: concédenos lo que te pedimos, y llénanos de esperanza, gozo y paz, por amor de Jesucristo, nuestro bendito Salvador, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. — R. Amén.

El lunes y martes, después de Pentecostés, se usará el mismo Oficio que precede, variando las Lecciones, que se tomarán del Leccionario.

La Lauda, Suplicación, Bendición y Antífona, servirán para toda la semana.


 

 

 
 

Oficio para el Domingo
de la Santisima Trinidad


Sígase el orden de los Oficios Matutino y Vespertino, con las variaciones siguientes:

Omítase la lectura de los Mandamientos por la mañana, y del Resumen de los Mandamientos por la tarde.

La EXHORTACIÓN que precede a la Confesión de pecados, la misma del Oficio de Natividad.

¶ LAUDA propia:

    TRES son los que dan testimonio en el cielo. Aleluya.
    El Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo. Aleluya. Aleluya.
    Y estos tres son uno. Aleluya. Aleluya. Aleluya.
    Gloria y honor...

Después del Salmo 95 (o del Salmo 23, si es por la tarde), léase uno o los dos Salmos 135, 146.

La primera Lección para la mañana es Isaías, VI. 1 a 8.

Y después de esta Lección, cántese o léase el Salmo 100.

La segunda Lección es Efesios, IV. 1 a 16. Y después de esta lección, cántese el Te Deum.

La Lección para la tarde es Mateo, III.

Y después de la Lección, cántese o léase el Salmo 100 o el Te Deum, a elección del Ministro.

¶ SUPLICACIÓN propia:

    OREMOS a la inmensa e inefable Trinidad, el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo, y con toda suplicación roguemos a nuestro Dios, que dirija nuestra vida en las buenas obras, y después del tránsito por este mundo, nos otorgue el reposo eterno con los justos.
    R. Concédenos esto, Dios eterno y omnipotente.

¶ BENDICIÓN propia:

    BENDÍGANOS el Padre, que al principio creó todas las cosas por el Verbo.
    R. Amén.
    V. Bendíganos el Hijo, que descendió de la diestra del Padre para nuestra salud.
    R. Amén.
    V. Bendíganos el Espíritu Santo, que en el río Jordán reposó como paloma sobre Cristo.
    R. Amén.
    V. Por la misericordia, etc.—R. Amén.

¶ ANTÍFONA propia:

    ¿Q Dios grande como el Dios nuestro?
    Tú eres el Dios que obra maravillas.
    Tú hiciste notoria en los pueblos tu fortaleza; con tu brazo redimiste a tu pueblo.
    Gloria y honor...
 

Office for Trinity Sunday
handDespués del Sermón, dígase la ORACIÓN que sigue:

    DEMOS gracias al Señor.
    BENDITA y sacrosanta Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, nombre sublime e inefable, en el cual fuimos bautizados, y en el cual nos congregamos para el culto religioso, en comunión con la Iglesia Universal. Nosotros te adoramos, te bendecimos, te glorificamos con nuestros cuerpos, nuestras almas y nuestros espíritus.
    Te adoramos, oh Padre, Señor de cielos y tierra; y a ti, Verbo eterno, que al principio eras con Dios, y eras Dios, sin quien nada de lo que es hecho, fué hecho; que en la plenitud de los tiempos fuiste hecho carne, y habitaste entre nosotros, y manifestaste tu gloria, gloria como del Unigénito del Padre,. lleno de gracia y de verdad.
    Y puesto que es la voluntad de Dios, que todos los hombres honren al Hijo, como honran al Padre; nosotros te adoramos como el resplandor de la gloria del Padre y la imagen expresa de la Divinidad, uniéndonos así con los ángeles, a quienes fué ordenado que te adorasen. Rendímoste nuestro homenaje, oh Redentor, testigo fiel, primogénito de los muertos, Príncipe de los reyes de la tierra, confesando que tú eres el Cristo, el Señor, a la gloria de Dios Padre.
    Te adoramos a ti, oh Santo Espíritu, Consolador, a quien el Hijo ha enviado del Padre; Espíritu de Verdad, por cuya inspiración los santos varones de la antigüedad escribieron la Palabra para nuestra enseñanza; y que aun ahora nos enseñas todas las cosas, tomándolas de Jesús y haciéndonoslas manifiestas, para nuestro grande y perennal consuelo. A ti, que eres el Santificador, el Dador de Luz, el Consolador, sea la alabanza para siempre.
    Ahora, oh Santísimo, Dios uno y trino, dígnate aceptar estas alabanzas y acciones de gracias, como espiritual sacrificio que te ofrecemos. por medio de Jesús; y perdónanos todos los defectos que en este servicio hayamos cometido por causa de nuestras muchas fragilidades. Y a ti, oh Trinidad en Unidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, sea todo el honor y la gloria, por siempre jamás. — R. Amén.

 

 

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